¡Hola, blog! Lo sé, soy una ingrata-mala persona. Pero bueno, hoy me levanté con ganas de escribir y... no, en realidad no. Sólo me dieron ganas hace cinco minutos así que eso haré.
Y hoy tengo una gran pregunta para ustedes: ¿Alguna vez se han sentido desanimados?
Yo, seré franca, mil veces. Y tengo la leve sospecha de que ustedes también.
Pero ¿qué es el desánimo? Quizás lo identificamos aquella sensación o sentimiento desagradable que viene de pronto a tu cuerpo y te hace no querer hacer nada y evita que sueltes una sonrisa; esa emoción que te hace ver los problemas que tienes como lo peor del mundo –a pesar de que quizás sean insignificantes- y empezar a compadecerte de ti mismo.
Según la RAE, desánimo es: “Desaliento, falta de ánimo”. Y bueno, no está tan lejos de lo que nosotros creíamos.
Pero, qué feo es sentirse así ¿no? Y lo sabemos, sabemos que sentirnos desanimados apesta. Sin embargo, lo cierto es que cuando llega, no hacemos nada.
Entonces ¿qué pasa, gente? ¿Realmente somos tan masoquistas? La respuesta es... sí. Sabemos que el desánimo nos hace daño, que no nos deja avanzar; pero cuando viene, nos quedamos tranquilos y miramos cómo se instala en nuestra mente como Pedro en su casa.
¡Qué zotes somos, ah!
Así que ¡basta! He aquí dos cosas que creo debemos hacer si esa cosa fea llamada desánimo toca nuestra puerta.
Una, tranquilicémonos. Tratemos de pensar que por más horribles que puedan estar las cosas, no se mantendrán así para siempre.
Y dos, ¡hagamos algo que nos gusta, pues! Eso es lo que estoy haciendo ahora y para ser franca, me siento un poquito mejor. Recordemos las cosas que nos han hecho sonreír: momentos con amigos, fotos, comentarios y más. Apuesto a que eso logra sacarnos una mueca agradable.
Recordemos: El desánimo va a querer atacarnos siempre pero está en nosotros el dejarlo afuera de nuestra mente. Cada uno decide si vale la pena permitirle la entrada.
Y bueno, algo extra para los que creen y tienen fe –dicho sea de paso, yo sí la tengo-, ¡Dios no quiere verte desanimado! ¿No encuentras una razón para sonreír? ¡Sonríe para Él! Es la mejor razón.
Después de todo esto, me siento un poco mejor y espero -ruego- que si estaban desanimados y con cara de cordero degollado cuando empezaron a leer esto, ahora tengan una sonrisa de oreja a oreja. Ok, no tanto, sólo que hayan entendido lo que quiero decir.
¿Tienen alguna forma especial de combatir el desánimo? ¿Comiendo lo que les gusta? ¿Recurriendo a alguien en especial? ¿Recargando tu día con música?
¡Cuéntenme, pe!
Chiquitita Jo’ =)