miércoles, febrero 06, 2013

Extrañas confesiones de un ente acongojado


Odio el dolor de cabeza.

Odio estar en medio de una conversación y que salten recuerdos de cosas horribles a mi mente.

Odio que me saque tanto de quicio las actitudes de algunas personas.

Odio que me digan que van a cambiar y no lo hagan.

Odio cometer los mismos errores siempre.

Odio hacerme la fuerte y ahogarme en llanto cuando estoy sola.

Odio tomarme todo tan en serio.

Odio no poder largarme y alejarme de todo el mundo.

Odio no poder cambiar lo que quiero cambiar.

Odio que la gente hable como si estuviera peleando.

Odio que haya tanto estúpido abusando de mujeres, de niños y de su autoridad.

Odio la ignorancia.

Odio a todos los imbéciles que gritan groserías por la calle.

Odio que haya gente tan superficial.

Odio estar escribiendo esto en este momento.

Odio decir que no me pasa nada cuando alguien lea esto y me pregunte que qué me sucede.

Y odio no poder odiar de verdad porque al final sé que está mal.