miércoles, julio 22, 2015

La culpa que nunca asumimos

Hoy vi una imagen (la que está en el post) que me hizo pensar en todo lo que me gustaría lograr y en por qué rayos no lo estoy haciendo; en cómo hace meses estaba llena de energía y ahora a duras penas cumplo la meta del día –si es que la tengo.

Cuando queremos hacer algo siempre empezamos con todas las pilas puestas y mientras pasan los días parece que se acabaran más rápido que marca bamba y el conejito de Energizer deja de correr.
Las cosas no salen bien a la primera, nos frustramos y empezamos a echarle la culpa a todo lo que sucede, menos a nosotros. Que si el clima, que si tus papás, que si los amigos, pero nunca nos preguntamos qué es lo que NOSOTROS estamos haciendo mal o simplemente no estamos haciendo.

Pasa que los sueños son tuyos y de nadie más, entonces ¿no eres tú el que debe hacer algo para cumplirlos? La vida no es justa y las cosas no van a llover del cielo, hay que trabajar duro, sudarla, pasarla mal y aún peor, y recién ahí empezar a ver algunos resultados. Pero si nos estancamos en echarle la culpa a todo lo demás que pasa en lugar de preguntarte cuál es tu papel en eso que quieres lograr, no avanzaremos.

La envidia es fácil. Sentarte en un rincón a ver las fotos que tus “amigos exitosos” colocan en Facebook y llorar porque tu vida no es así, es la opción más clásica pero también la que te condena a ser un forever amargado.

Entonces toca sacudirse el pesimismo, recordar qué rayos queremos hacer y empezar a hacerlo de una buena vez. Pasito a pasito, día por día, sin echarle la culpa a nadie y sacando el pechito porque ya estamos grandes para berrinches.

Abrazos,
Johanna


p.d ¡Estoy por entrar a mi último ciclo de la universidad! En proceso de cambio de trabajo y emocionada por todo lo que se viene.