Llevo 57 días fuera de Perú,
aproximadamente dos meses. Viajé a Concepción, Chile, por un intercambio
estudiantil al que postulé durante la primera mitad del año. Después de casi
tres meses de trámites, entrevistas y demás, me dijeron que había alcanzado una
vacante. Pajísima pues.
Es la segunda vez que salgo
del país y la primera vez que estoy tanto tiempo lejos de casa. Pero por este casi
medio año que estaré por aquí, esta se ha convertido en mi casa también.
Detrás la Escuela de Periodismo |
Es la primera vez que vivo
sola. Bueno, tengo una roomie, pero sola en cuanto a familia. No cocino, no
lavo ropa y lo único que preparo es mi desayuno. La dueña de la pensión se
encarga de todo lo demás. En Lima soy un poco independiente, trabajo
desde que entré a la universidad y la mayoría de mis cosas las veo por mí
misma. Pero igual, es la primera vez que no tengo a nadie de mi familia
preguntándome por nada. Lindo, pero se extraña un poco.
Descubrí que sí me gusta que
las cosas estén limpias. Aquí en casa soy la que para pegada a la escoba, cosa
que en mi casa rara vez hacía. Mira pues las sorpresas que trae la vida. Fue lo
primero que le conté a mi abuela en la carta que le escribí porque sabía que le
iba a gustar.
Es la primera vez en mucho
tiempo que voy a clases y no reconozco a ningún ente. La primera vez que no sé
ningún nombre y que prefiero quedarme como hongo en mi asiento esperando que
los demás respondan lo que el profesor pregunta.
Grupo de extranjeros en la UCSC |
La que se está por deslizar soy yo |
Es la primera vez que viajo
con personas a las que conozco menos de tres meses. ¡Y también la primera vez que viajo con mi mejor amiga! Que vino a visitarme, a pasar su cumpleaños y a conocer Santiago a principios de Septiembre.
Primera vez haciendo snowboard, primera vez haciendo rafting. Y no por el hecho de estar aquí, sino porque es la primera vez en cuatro años que no estoy trabajando y tengo tiempo para hacer esas cosas, para salir de viaje, para sentarme y jugar con el perro que viene todos los días a mi casa.
En Lima normalmente tengo dos trabajos y casi nunca descanso. Y probablemente cuando regrese vuelva a lo mismo pero por ahora se siente bien un cambio.
Primera vez haciendo snowboard, primera vez haciendo rafting. Y no por el hecho de estar aquí, sino porque es la primera vez en cuatro años que no estoy trabajando y tengo tiempo para hacer esas cosas, para salir de viaje, para sentarme y jugar con el perro que viene todos los días a mi casa.
En Lima normalmente tengo dos trabajos y casi nunca descanso. Y probablemente cuando regrese vuelva a lo mismo pero por ahora se siente bien un cambio.
Rafting en Pucón (viaje por fiestas patrias) |
Es la primera vez en que un familiar
fallece estando yo lejos. Lo que me hace pensar en que no importa si estamos
ahí o no, el tiempo se mueve y la vida de todo el mundo continúa, quieras verlo
o no.
Primera vez que extraño a mi
familia y amigos como lo estoy haciendo, pero a la vez valoro los momentos
pasados con cada uno porque si me siento triste, los recuerdo y pienso en todo lo
que tendré para contarles cuando regrese.
Lo único que no siento por primera
vez es el amor de Dios cuidándome en donde estoy, porque ha estado presente los
20 -casi 21- años que he vivido en Lima y seguirá, así esté en el fin del mundo.
Aún quedan tres meses más para sorprenderme,
para extrañar y más “primeras veces” para contarles. Lo único que es seguro es
que puede que sea la primera vez de todo esto, pero la verdad, no creo que sea
la última.
Abrazos,
Johanna.
Johanna.