Entra a tu cabeza y no sabes muy bien por qué, simplemente de pronto un
día lo empezaste a sentir. Lo sentías recorriendo tu estómago, avanzando por
tus venas, poco a poco subiendo y también bajando. No sabías a dónde se
dirigía, por qué rayos daba tantas vueltas si lo más lógico (¿sensato? ¿Esperado?)
era que te matara cuanto antes. Claro, no sabías que lo que buscaba era
expandir su veneno por todo tu organismo. Muerte segura.
Tu cuerpo lo rechaza, y es que, ¿quién en su sano juicio le abre la
puerta y hasta celebra la llegada de su verdugo? Nadie. Tu organismo advierte
la presencia de un agente no conocido, alguien que no pertenece ahí pero tú
sigues tratando de tranquilizarlo diciendo que probablemente está en un error y
que no hay nada anormal.
Y es que ese es su juego, hacerte creer que todo está bien cuando en
definitiva, no lo está. ¿Por qué lo hace? ¿Eso ayuda a atraparte más rápido? Probablemente
sí, probablemente no. Quizás y solo le divierta más.
Pasan los días y su veneno infecta todo tu cuerpo, al punto en que te
encuentras haciendo cosas que ni siquiera recordabas haber querido hacer; tus
músculos están rígidos, las facciones de tu cara hasta se han endurecido un
poco –se podría decir- pero a pesar de todo, aún tienes esa sonrisa un poco
estúpida en la cara, y la verdad, no tienes ni idea de dónde sale. No te das
cuenta que es otro de los efectos del veneno del bicho.
¿Es un bicho? ¿Es un monstruo? ¿Es un virus? No tienes la más remota
idea. Solo sabes que hay algo en tu cuerpo que te está haciendo daño. Ah,
también sabes esto: Quieres que se vaya, y nunca habías querido algo con tal
intensidad en toda tu vida.
Los días siguen pasando, te desesperas, te haces daño, gritas, pataleas,
te jalas los cabellos intentando sacarlo de tu mente, de tu cuerpo, de tu
sangre... “¡¿CUÁNDO TE IRÁS?!” gritas de pronto. ¿Por qué no te deja en paz?
¡¿Por qué?! Te debilita, lo sabes... Intentas no hacerle caso, todo está bien,
no pasa nada; si pretendes que no está allí no pasará a mayores.
Oh, sorpresa. Los días se convierten en semanas y las semanas en meses,
y tu intento de no hacerle caso y seguir como si nada parece no funcionar. Tus
huesos están débiles y tus órganos ya no funcionan como antes, ¿qué está
pasando?
Quizás... quizás no debas seguir intentándolo; a fin de cuentas, solo
duele cuando te resistes... quizás si te rindes ante este veneno, tu cuerpo lo
recibirá y aprenderá a convivir con él. Y olvidas que el veneno es veneno y
termina matándote a cualquier precio.
Pasa la primavera, el verano y quizás también el invierno, ni siquiera
lo notas porque ya no te importa. Has aceptado lo que te pasa. No. No lo
aceptaste, te rendiste ante ello. Y un día de la nada aparece alguien, ese que
nunca pensaste, ofreciéndote la solución. ¿Es verdad esta vez? Tantas veces
durante estos meses soñaste con eso que ahora que lo tienes ahí te es imposible
creer en lo que dice.
“Traigo el antídoto” dice. Pronuncia tu nombre porque lo trajo
especialmente para ti, sabe todo y vino a ponerle fin y sacar a ese parásito,
monstruo, cosa o lo que sea que está dentro tuyo.
De pronto, como si lo que acababa de decir no fuera importante, te pones
de pie, sales un momento del rincón en el que te has refugiado estos últimos
meses y dices: “Ya no hace falta. Estoy
bien, es mejor así”.
Dejaste de intentar. Lo aceptaste. Te rendiste. Perdiste.
Y entonces la pregunta hecha líneas arriba obtiene su respuesta, ¿quién
en su sano juicio le abre la puerta y hasta celebra la llegada de su verdugo?
Los que se ciegan, los que dejan de luchar, los que se rinden.
Fin.
Post dedicado a una nueva G.
Sigue peleando, sigue luchando, sigue intentando. Te quiero.
2 comentarios:
Quiero el antídoto, aunque por momento diga que no hace falta, que estoy bien y puedo vivir así. Cómo lo consigo?
Anda a una botica pues querida!, antidotos ahí hay hasta por gusto, ya mira, en la arequipa cuadra 13 hay una tía que tiene su farmacia "IncaFarmaton", ahí venden antiverdugos bien potentes, a 2 lucas la dosis, 100% recomendado, preguntale por La Juana y ahí te dará tu descuento. Besos darling!
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