¡Feliz año nuevo! Y también Navidad y todas las otras festividades por
las que no los saludé. Ya sé que el post de año nuevo llega un poquito tarde
pero más vale tarde que nunca ¿no?
2013 ¿uh? Sobrevivimos a los Mayas y también al exceso de grasa de estas
fechas y podemos decir que empezamos un nuevo año. Qué rico.
Saben que no soy muy fan del verano por todo el sol que abunda y el
sudor y todo lo wácala que trae eso, pero hay algo que el verano trae que es
inconfundible: un aire de cambio.

Y qué paja, qué paja en serio que sintamos eso. Y si no lo sientes y
piensas que ya fue, que el 2012 te fregó la vida y que nada será diferente este
año, bueno take it easy, my friend! Un nuevo año siempre es sinónimo de nuevas
oportunidades para cambiar tu vida. Es más, siendo un poco más exactos podemos
decir que un nuevo año trae 365 oportunidades para hacer las cosas bien. Hay
que ponerle punche y ganas nomás.
Probablemente me mires feo y digas que eso es florazo y que ya lo has
escuchado mil veces y sí, puede que sí, puede que te lo hayan dicho ya un
montón de personas pero en este caso la pregunta sería: Si ya te lo han dicho
muchos, ¿cuándo rayos piensas ponerlo en práctica? Ya pues, baby, te estás
quedando.
Empezar un nuevo año
me encanta porque puedo hacer planes y terminar cosas que no llegué a cumplir
el año pasado. Pero sobre todo me encanta porque sé que las piedras con las que
tropecé el año pasado ya quedaron olvidadas y para lo único que pueden venir a
mi mente es para recordarme cómo NO hacer las cosas.
¿Ya hicieron su
resolución de año nuevo?
Abrazos,
Johanna
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