Estoy a punto de ir a la cama, ni
siquiera sé por qué esperé tanto. Desde donde estoy puedo ver las luces del
semáforo parpadear, como una ayuda para los conductores que regresan a casa.
Dos o tres autos en la pista, no más. Es bastante tarde y yo sigo aquí parada,
asomada a la ventana para ver si apareces.
El frío característico de la
madrugada me pone la piel de gallina pero no me saca de mi posición, esa que
asumí hace más de una hora y que he mantenido como general de tropa, sin
moverme. Todo está tan callado que el sonido de la llave en la cerradura me
hace saltar. Llegaste, por fin. No me muevo ni un centímetro, mi mirada está
fija en la pista y en los cada vez menos autos que la recorren. El aroma que
caracteriza estas apariciones no se hace esperar y lo respiro como tantas otras
veces. ¿Etiqueta roja? ¿Alto del Carmen? ¿Qué habrá sido esta noche?
Tu primer movimiento no es
caminar hacia mí y yo me pregunto qué estarás tramando. No volteo a verte pero
escucho cómo prendes el viejo equipo de sonido. Entonces, una canción más que
conocida para los dos inunda la sala. Me muerdo los labios. ¿Crees que esta vez
funcionará?
Tu voz acompaña la melodía con un
suave tarareo: ronco, varonil, con esa voz que me raspa la piel. Maldición, no
puedo negar que cantas mejor que la mayoría.
If you want a lover,
I'll do anything you ask me to
And if you want another kind of love,
I'll wear a mask for you
If you want a partner, take my hand
Or if you want to strike me down in anger,
Here I stand
I'm your man
I'll do anything you ask me to
And if you want another kind of love,
I'll wear a mask for you
If you want a partner, take my hand
Or if you want to strike me down in anger,
Here I stand
I'm your man
Avanzas a paso relativamente firme –lo más firme
que te permiten las copas que disfrutaste- y tu pronunciación es casi perfecta.
Llegas a mí más rápido de lo que espero y me tomas por la cintura en un
movimiento firme. No puedo creer que aún no te haya echado a patadas.
“Basta”, escupo. Fría, amargada, herida. Pero tú
no me sueltas y no te callas. Tus manos no se mueven de mi cintura y me
aprietas fuerte hacia ti. Me cuesta mantener el tono firme que tenía. Diablos,
hasta me cuesta respirar.
If you want a boxer,
I will step into the ring for you
And if you want a doctor,
I'll examine every inch of you…
I will step into the ring for you
And if you want a doctor,
I'll examine every inch of you…
“Te dije que basta”, pronuncio y de un manotazo
intento quitar tus manos de mi cintura. Por supuesto, es en vano. Tus manos son
el doble que las mías, después de tanto tiempo ya debería saber que no te
rendirás fácilmente, que no me dejarás ir.
Abres la boca para seguir cantando y una bestia se
apodera de mí, como si el odio que he sentido en los últimos tres años cada vez
que esta escena o una parecida se repetía, se hubiera acumulado en mis brazos.
Te empujo y me sueltas. Te abofeteo y me miras. No pestañeas, no respiras, solo
me miras. Me alejo.
Las lágrimas
pelean desesperadamente por salir de mis ojos y me arden de tanto aguantarlas.
No me importa que me veas llorar. Quiero que sepas que me duele y que estoy
harta. Que te quiero a ti pero no quiero esto, no completamente.
“Estoy cansada”. No grito, no me exalto, ni
siquiera te miro. Se me quiebra la voz pero continúo. “No entiendo por qué
sigues arruinándolo todo, haciendo lo mismo una y otra vez. Pero ¿sabes qué? Lo
que menos entiendo es por qué yo sigo aquí para ti”.
A lo lejos se escucha el claxon de un auto. Continúas
mirándome y de pronto te acercas hasta quedar a dos centímetros de mi rostro.
“Tú sabes por qué”, me dices mientras limpias mis lágrimas con tu mano y como
si nada, como si esta retorcida dinámica te gustara, sigues cantando.
Ah, the moon's too bright
The chain's too tight
The beast won't go to sleep
I've been running through these promises to you
That I made and I could not keep
The chain's too tight
The beast won't go to sleep
I've been running through these promises to you
That I made and I could not keep
Es tu canción favorita porque
las palabras de Leonard Cohen te describen. La luz que entra por las cortinas
entreabiertas ilumina tu rostro haciéndolo ver casi angelical. Eres el clásico
lobo disfrazado de oveja y yo el pastor que no duda al incluirte en su rebaño.
Quito tu mano de mi cara y te miro a los ojos, más seria que nunca y a la vez
igual de vulnerable que siempre. “Me voy”, sentencio. Es la primera vez que lo
digo y no se siente tan bien como lo imaginé.
De manera lenta pero sin
titubear pones tus manos sobre mis mejillas y apoyas tu frente contra la mía.
Tus ojos están rojos y tu mirada es tan intensa que me penetra los huesos.
Sueltas mi cara y acto seguido me abrazas, como si no hubiera mañana, como si
se te escapara la vida y quisieras retenerla. Mis brazos no te corresponden,
están firmes alrededor de mi cuerpo. En un último y desesperado intento,
aprietas más el abrazo y retomas la canción...
But a man never got a woman back,
Not by begging on his knees
Or I'd crawl to you baby
And I'd fall at your feet
Cada palabra quema cual sal en
la herida. Han pasado solo unos minutos pero a mí me parece que hemos pasado una
eternidad en este ir y venir. Lo que más duele es que por más que lo niegue, no
quiero irme. ¿Y si cambias? ¿Y si de verdad cumples y haces todo lo que dice la
canción que tanto adoras? Me maldigo por si quiera considerar esa posibilidad.
Tú, sigues cantando e intentas que ese abrazo se transforme en baile, meciendo
tu cuerpo lentamente de un lado a otro.
And I'd howl at your beauty
Like a dog in heat
And I'd claw at your heart
And I'd tear at your sheet
I'd say please, please
I'm your man