martes, julio 31, 2012

Sentirse como Luke Skywalker

Hola, ¿cómo va todo?
Mañana empiezo clases y nunca había tenido tantas ganas de regresar a la universidad. Estas vacaciones han sido bastante fuertes eh, vinieron con unos cuantos dramas bajo el brazo. ¡Pero qué tales dramas, Johnny! La gente en serio está muy loca.

No pensé que escribiría sobre esto, a veces siento que expongo mi vida por acá, pero ya qué, no me interesa y tampoco es que sean asuntos de seguridad nacional. Todos aprendemos de las experiencias de otros... y qué decirles, mis “experiencias” este año parecen estar como para dar cátedra.

En fin, al grano. Todos hemos dicho una mentira al menos alguna vez, ya sea a nuestros padres, amigos, al perro, al vecino, a nosotros mismos, etc. Hemos mentido y se acabó. No sé si saben pero mentir no es bueno. No interesa que digan que todo el mundo lo hace y que es algo normal, NO, mentir no es bueno y se acabó. No existe mentira blanca, negra, grande o chiquita, TODA mentira es mala y siempre, SIEMPRE podemos decir la verdad.
Y bueno, el punto es que alguien me mintió... y no, no fue de esas mentiras de “Yo no me comí el chocolate”, fue algo más fuerte y lo hizo por más de 6 meses. Fue una persona extremadamente cercana y cuando me enteré fue así tipo Darth Vader diciéndole a Luke Skywalker: “I'm your father”. #FUERTETODO.

¿Qué haces cuando alguien te ha mentido por tanto tiempo? ¿Lo odias? ¿Lloras? ¿Le pegas? No odio a nadie, lloro casi siempre y esa persona tiene más fuerza que yo (aunque siempre haya dicho lo contrario) así que pegarle sería masoquismo puro, yo terminaría golpeada.

Muchos pueden decir cosas como “¡Aléjate!” y sí, es cierto, sería lo más sensato, creo. ¿Cómo confías en alguien cuando te enteras de que te mintió por más de medio año? Y que no fue una mentira como “Ay, sorry, no era rubia sino morena”.

No lo sé, gente. No sé cómo proceder, aunque hasta ahora lo que he hecho ha sido hacerme a un lado... Y aunque les parezca imposible de creer, (y esto es por lo que me encantaría tener la suficiente fuerza como para pegarme una cachetada que me dejara inconsciente) extraño a ese ser humano. Extraño las cosas que solíamos hacer, extraño las “profundas conversaciones” que solíamos tener. Es sarcasmo porque hablábamos de cualquier idiotez pero era divertido, ja.

Y ese “extrañar” también hace que me acuerde de toda la mentira y que no quiera ni dirigirle la palabra... pero luego empiezo a extrañar otra vez... soy una tarada, lo sé.

Decir que puedo perdonar está de más, porque es obvio que puedo hacerlo, es más, ya lo he hecho. Lo que falta por escribir en esta triste historia es lo que viene después...

¿Qué viene después del perdón cuando ha sido algo tan feo? Por quinta vez en este corto escrito digo que NO SÉ.

Pero soy una fiel creyente de que “después de la tormenta llega la calma” y no importa cuánto dure esa tormenta, todo se calmará en el momento en que deba calmarse. Así que, aunque no sé exactamente qué significa eso en este momento, estoy segura de que lo entenderé en algún momento.

Y nada, la recomendación del día es: Brosters, no le mientan a nadie, mentira pequeña o grande, es todavía una mentira... Y DUELE. Lo digo por experiencia.

Abrazos,
Johanna.

Ay, antes de irme les dejo esta canción. Es pajita y me recuerda que no importa cuánto te revuelquen los problemas, Dios siempre tiene cosas bonitas para ti.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Pucha...tan cierto todo lo q dices..yo tmb necesito una buena cachetada para reaccionar y dejar de extrañar a esa "personita"