¿Nunca has querido que un día (o quizás varios) nunca llegue? Porque
estabas seguro que ese día te iría mal, porque significaba algo o porque alguna
cosa pasaría... Como sea, el punto es que era casi, casi un día negro para ti.
El día se va acercando, está mordiéndote los talones y aunque no
quieres, de vez en cuando piensas en eso. De pronto, cuando menos se lo esperas,
LLEGA. Sí, es hoy, HOY, HOY.
¿Sabes qué pasa con ese tipo de días? Todos los tenemos y casi siempre la
idea que tenemos de lo malo que resultará está en nuestra mente. Es un día
diferente (en alguna forma) pero siguen siendo 24 horas que no tienen por qué
alterarte.
No queremos que llegue pero lamentablemente VA A LLEGAR. En realidad no
sé si “lamentablemente” porque mejor es enfrentarlo cuanto antes, ¿o no? Sacarte de una vez la duda, la
espinita, lo que sea por lo que no querías que ese día llegue y llevártelo de
encuentro.
Solo son 24 horas y al final de estas probablemente estés en tu cama
pensando en que no fue tan malo, que sobreviviste y que ya se acabó.
Felicitaciones, sobreviviste a tu día negro. O quizás a uno de los
tantos. Pero ojo, siempre regresan así que la próxima vez hay que hacer menos
drama y recordar que la última vez, salimos ilesos. Ok, quizás no ilesos pero
sí vivos.
Los días negros no pueden arruinar toda una vida de colores. Recuérdalo
y la próxima vez, saca tu pincel.
Abrazos,
Johanna.
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