Hace unos días celebramos el
inicio de año, cada quien de la manera en que mejor se le acomodó: En un
karaoke en familia, bailando con amigos, riendo en tu casa o embriagándose
solos –tú sabes quién eres-. El punto es que recibimos este nuevo periodo de
tiempo como siempre lo hacemos: Con ganas de algo nuevo, prometiendo que ESTE
SÍ SERÁ NUESTRO AÑO, ¡TE LO JURO, TIENE QUE!
Entonces, el primero de enero nos
levantamos con esas ganas de seguir cambiando el mundo, de hacernos un nuevo
peinado, cambiar de carrera o aprender un nuevo idioma. Llega el dos de enero, nuestra
actitud ya no está llena de tanto positivismo y nos vamos dando cuenta que, los
problemas que teníamos el 31 de diciembre, no se fueron igual que el año
anterior.
El tema es que, así recibas
veinte años nuevos jurando que vas a hacer mil cosas nuevas, si no aprendes a
lidiar con los temas viejos, pues no va a servir de nada. Siempre vamos a tener
problemas y me refiero a forever and always. Pero si cambiamos nuestra actitud
con respecto a esos problemas, la cosa va mejorando.
Año nuevo con la actitud
pesimista/egoísta/mentirosa/todo-lo-malo-que-sueles-hacer de siempre es como
combinar ceviche, leche con chocolate y seco con frejoles, y esperar sentirte
de maravilla cuando en realidad vas directo al baño a seguir… malográndola.
Que en tu resolución de año nuevo
haya una partecita que incluya ponerle una mejor cara a los problemas porque, a
fin de cuentas, es la única forma en la que de verdad podrás recibir bien lo
nuevo.
No todas las cosas se arreglan al
mismo tiempo pero recuerda alegrarte por las victorias diarias porque de esas
pequeñas alegrías es de lo que se trata la vida.
Que el nuevo año te reciba con
mucho de lo mejor y también con un poco de lo peor, para que mantengas los pies en
el suelo y no se te vayan las ganas de seguir luchando.
Abrazos,
Johanna.
p.d ¡Siempre me alegra leer lo
que puedan comentar! Así que no se contengan.
1 comentario:
¡No me contuve! Buen tema y muy aplicativo para nuestra vida diaria. ¡Tu blog es genial!
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