
What’s up, people? Espero que todo bien, que anden saltando y bailando como en una interminable fiesta. Yo estoy bien, despedí mis vacaciones con un rico ceviche, chicharrón de pescado e increíble compañía.
Hoy quería hablarles sobre “lo nuevo”. Sea lo que sea a lo que nos referimos, cuando tiene el adjetivo “nuevo” siempre nos causa un poco de emoción o nervios. ¿Sí o no? Por ejemplo, si nos regalan un televisor nuevo, nos emocionamos; de igual manera, si empezamos a trabajar en un nuevo lugar, nos sentimos un poco nerviosos los primeros días.
Y a eso es exactamente a lo que me refiero. Empezar clases en un nuevo colegio, comenzar a trabajar en una nueva compañía, ir a visitar un lugar por primera vez, comenzar algún curso… o como es mi caso, empezar la universidad.
¿No les producen sensaciones extrañas? A mí sí. Y quiero pensar que no soy alienígena y que a ustedes también les ha pasado. Sentir nervios, quizás angustia, luego emoción mezclada con un poco de ansiedad… es decir, como si la fábrica de emociones que tenemos dentro estuviera sobrecargada.
Mañana es mi primer día de clases en la universidad y para este momento ya he alucinado que se me rompía el taco, o me resbalaba, que la zapatilla se me desamarraba y me tropezaba con el pasador. También he considerado la posibilidad de llegar tarde, de no encontrar sitio, de que se me olvide mi carnet, de que me quede dormida en clase y hasta de que venga un superhéroe a pedirme ayuda y me saque del salón. Ok, lo último no.
Me he sentido emocionada y luego angustiada; preocupada y después alegre; enojada y siguiendo, agradecida. Es decir, casi, casi al borde de la bipolaridad.
Qué asco. No me gustan esas sensaciones. Quisiera poder tomar todo fresh y esperar pacientemente lo que venga; no hacerme tantos rollos pensando en las mil y un cosas que podrían salir mal o en las posibilidades que hay de que me pase algo extraordinario ese día.
Pero no. Así no soy yo –para bien o para mal-. Soy una persona nerviosa, impaciente, ansiosa, preocupada y exagerada. Más linda la combinación. En consecuencia, es muy difícil estar en un estado de “relajación” frente a las cosas nuevas que vienen. Pero lo intento. Intento relajarme y pensar que Dios tiene cosas maravillosas para mí. Y a veces, gracias al cielo, logro sentirme relajada y decir “Fresh con todo”.
Entonces… ¿ustedes también son un poco nerviosos? ¿Ansiosos? ¿Paranoicos? ¿Cómo reaccionan ante las cosas nuevas que les tocan vivir? ¿Hay alguna experiencia que me puedan contar? No creo que todos sean pacientes y que reciban todos los cambios como cosas sagradas, así que sean sinceros.
Y por último… ¿les importaría dejarme algún lindo mensajito para animarme en mi primer día?
Besos y abrazos.
Chiquitita Jo’ =)
P.d Prometo contarles todo.