sábado, mayo 03, 2014

Y aunque pasen mil años

Siempre digo que tengo “memoria de pollo”. Lo digo porque muchas veces no puedo recordar nombres ni caras o algunas conversaciones que tuve recientemente. Pero creo que eso pasa porque simplemente no presté mucha atención.

Quisiera que esta “memoria de pollo” fuera así para todo, porque resulta que así como me es súper difícil recordar algunos nombres, se me hace igual de tranca olvidar algunos otros. Y vaya que quisiera olvidarlos.

Amistades pasadas, recuerdos, peleas, amores fugaces y muchas otras categorías entran en mi lista de cosas que desearía no tener en el cerebro.

Lo que más odio es que parece que todo está bien y andas cantando “a lo pasado, pasado” y de pronto un buen día estás conversando y tu compañero dice algo que hace que tu mente vuele y recuerdes algo que pasó hace mil años pero que todavía está ahí.

O la clásica, estás en la combi, suena una canción “de aquellas” y cual huevo frito mezclado con leche, hace que tu cerebro te vomite encima todo tipo de memorias.

Y no, no porque sientas algo, sino porque caray, los recuerdos se pegan al cerebro. Supongo que para algunos es más fácil no recordar, pero yo soy ese tipo de persona que guarda todo. Aun sin sentir nada. Soy ese tipo de persona que simplemente lo guarda para ocasiones posteriores.

Y ya me cansé de intentar que no pase. Es parte de vivir, supongo. Al final todas esas cosas –TODAS- componen la carpeta de tu vida y por más que pases mil años sin pensarlas, en algún momento –de la nada- saldrán a relucir.

Lo bacán es que cuando pase, pienses en lo que te enseñó y nada más, porque la lección es lo que sí vale la pena recordar. Recordar y aprender, una y otra vez. 

Abrazos,
Johanna.

foto: moonomo.com

1 comentario:

Unknown dijo...

No sé si sea masoquismo pero hasta los malos recuerdos me sacan sonrisas, lo tomo tan deportivamente xD "ya lo pasado, pasado... y pisado de paso" (sacado de alguna combi) Buen post lindita :)